Antonio Estela fue un niño tutelado. Padeció en sus carnes todo tipo de abusos, incluso sexuales, por parte de un educador del centro donde estuvo interno.
Editorial | 13 de diciembre de 2022El conocido activista balear Antonio Estela fue un niño tutelado. Padeció en sus carnes todo tipo de abusos, incluso sexuales, por parte de un educador del centro donde estuvo interno, a quien se enfrentó personalmente no hace mucho.
Antonio pasó por dos centros de menores, desde los 8 hasta los 14 años. Debido a una severa enfermedad del padre, la madre no pudo hacerse cargo de sus hijos, entregando la tutela al Tribunal de Menores.
Ahí se inició un periplo de desventuras, abandono institucional y abusos, que han hecho grave mella en su persona, como claramente demuestra el informe pericial psicológico que acaba de realizar. Dicho informe se aportará como prueba en la querella criminal que tiene intención de cursar.
"Sintomatología de carácter emocional y psicosomática, trastornos del sueño, pesadillas, cefaleas frecuentes, decaimiento, estado de ánimo depresivo, nerviosismo, obesidad, ideas autolíticas, irritabilidad, gastralgias, palpitaciones, sudoración, taquicardias, impulsividad. Refiere las ideas de muerte de largo tiempo de evolución, sin ideación autolítica estructurada, labilidad emocional. No ha presentado sintomatología psicótica primaria. No autoagresividad. No heteroagresividad".
Estas son -entre otras- las secuelas, tanto emocionales como físicas, producto de su paso por los centros de menores.
Allí, uno de los educadores se mostraba cariñoso y zalamero con los niños. Sus "elegidos", entre los que se encontraba Antonio, pasaban por ser envueltos en sábanas o trapos camino de la habitación del abusador, donde eran obligados a practicar felaciones.
“Si Íbamos de excursión, siempre él sólo en su furgoneta, los fines de semana siempre había abusos, íbamos a puestos donde se podía acampar. Íbamos en la furgoneta siempre 4 o 5 niños. Era una furgoneta marrón, la tenía muy bien preparada. Tenía varia literas de madera muy bien preparadas y abajo un colchón donde estaba el patriarca, él tenía que dormir a gusto”.
“Nos llevaba a un pub en la calle..., al piso de arriba. Había una sala de copas, había allí varios hombres en la barra. Nos hacía jugar para que nos vieran, de pronto desaparecía un niño con un adulto y podía pasar media hora o tres cuartos de hora”.
“Me llevaba dentro de un cuarto que había allí, había una cama, música”,” había penetración, yo le decía que me hacía daño”. “ Nos llevaba allí en su furgoneta y luego nos llevaba a su casa".